lunes, 25 de junio de 2007

Lecturas Domingo 1 de Julio

Primera Lectura: I Reyes 19, 16 y 19 - 21

Dijo Dios a Elías: “Ungirás a Jehú, hijo de Nimsí, como rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, le ungirás como profeta en tu lugar”. Partió de allí y encontró a Eliseo, hijo de Safat, que estaba arando. Había delante de él doce yuntas y él estaba con la duodécima. Pasó Elías y le echó su manto encima. El abandonó los bueyes, corrió tras de Elías y le dijo: “Déjame ir a besar a mi padre y a mi madre y te seguiré”. Le respondió: “Anda, vuélvete, pues ¿qué te he hecho?”. Volvió atrás Eliseo, tomó el par de bueyes y los sacrificó, asó su carne con el yugo de los bueyes y dio a sus gentes, que comieron. Después se levantó, se fue tras de Elías y entró a su servicio.



Salmo 16, 1 – 2 y 5 y 7 - 11

Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.
Yo digo al Señor: “Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti,
Señor, la parte de mi herencia y de mi copa, tú mi suerte aseguras”.

Bendigo al Señor que me aconseja;
aun de noche mi conciencia me instruye;
pongo al Señor ante mí sin cesar;
porque él está a mi diestra, no vacilo.

Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan,
y hasta mi carne en seguro descansa;
pues no has de abandonar mi alma al seol,
ni dejarás a tu amigo ver la fosa.

Me enseñarás el caminó de la vida,
hartura de goces,
delante de tu rostro, a tu derecha,
delicias para siempre.



Segunda Lectura: Carta a los Gálatas 5, 1, 13 - 18

Hermanos, para ser libres nos liberó Cristo. Manténganse, pues, firmes y no se dejen oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud. Porque, hermanos, han sido llamados a la libertad; sólo que no tomen de esa libertad pretexto para la carne; antes al contrario, sírvanse por amor los unos a los otros. Pues toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Pero si se muerden y devoran mutuamente, ¡miren no vayan mutuamente a destruirse! Por mi parte les digo: Si viven según el Espíritu, no darán satisfacción a las apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacen lo que quisieran. Pero, si son conducidos por el Espíritu, no están bajo la ley.



Evangelio según San Lucas 9, 51 - 62

Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Jesús se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: “Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?”. Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo. Mientras iban caminando, uno le dijo: “Te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús le dijo: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. A otro dijo: “Sígueme”. El respondió: “Déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Le respondió: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el Reino de Dios”. También otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los de mi casa”. Le dijo Jesús: “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios”.