lunes, 12 de noviembre de 2007

Lecturas domingo 18 de Noviembre

Malaquías 3, 19-20a

Miren que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir -dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.



Salmo 97

Toquen la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamen al Rey y Señor.

Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan; aplaudan los ríos,
aclamen los montes al Señor, que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud.



2 Tesalonicenses 3, 7-12

Hermanos: Ya saben cómo tienen que imitar nuestro ejemplo: no vivimos entre ustedes sin trabajar, nadie nos dio gratis el pan que comimos, sino que trabajamos y nos cansamos día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviésemos derecho para hacerlo, pero quisimos darles un ejemplo que imitar. Cuando vivimos con ustedes les mandamos: el que no trabaja, que no coma. Porque nos hemos enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada. Pues a esos les mandamos y recomendamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.



Evangelio según San Lucas 21, 5-19

En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y las ofrendas votivas. Jesús les dijo: “Esto que contemplan, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido”. Ellos le preguntaron: “Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?”. Él contesto: “Cuidado con que nadie los engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien: "El momento está cerca; no vayan tras ellos. Cuando oigan noticias de guerras y de revoluciones, no tengan pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida”. Luego les dijo: “Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso les echarán mano, los perseguirán, entregándolos a las sinagogas y a la cárcel, y los harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendrán ocasión de dar testimonio. Hagan propósito de no preparar su defensa, porque yo les daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario. Y hasta sus padres, y parientes, y hermanos, y amigos los traicionarán, y matarán a algunos de ustedes, y todos los odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de su cabeza perecerá; con su perseverancia salvarán sus almas”.